El principal indicador de éxito con respecto a la atención más efectiva hacia los afectad@s por TDAH es, además de la baja ratio en el propio aula, conseguir un nivel básico de concentración por parte del alumn@, mediante la realización de actividades que sean de su agrado y que estimulen su interés por realizar la tarea, al verla desde un marco más práctico que teórico.
En lo que se refiere al instituto, son claves tanto la coordinación de profesores, orientadores y familia (que debe ser continua y girar siempre sobre un eje de actuación común) como la posibilidad de que el instituto sienta la cercanía del Centro a la hora de atender a aquellas necesidades que vayan más allá de las meramente académicas (por ejemplo, información y ayuda para la realización de actividades extraescolares, posibles contactos con empresas del entorno para realización de actividades formativas tendentes a la consecución de un primer empleo del afectad@ en el futuro, contactos con asociaciones de tiempo libre que promuevan actividades lúdicas o excursiones,...).
Por último, a un nivel superior, relacionado con la organización del sistema educativo, son necesarios protocolo de coordinación entre la familia, el mundo sanitario (ante posibles necesidades de medicación farmacológica para el afectado, por ejemplo) y el propio centro educativo (que debería poseer, en este último caso, unas normas claras al respecto de las consecuencias que esa medicación tendrá para el alumnado con TDAH, pudiéndole asi ayudar en cualquier momento y con mayor eficacia). Aquí también entra en juego la posibilidad de disponer de mayor contratación de personal relacionado con visitas domiciliarias que puedan ayudar a mejorar las lagunas de nivel académico que a estos alumnos les van surgiendo a la largo del curso.
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